Trece meses. Se dice pronto, pero este año ha sido demasiado cambiante. Empezamos 2014 con la llegada de Guille, un niño, en mi vida, quién podría imaginar que algún día yo me convertiría en madre. Esta llegada en sí conlleva un cambio excesivo en la vida de cualquier persona, pero encima, si te tienes que mudar de casa, puedes decir que ya se puede sobrellevar. Pero si la mudanza es a otro país, es bastante más difícil. No quiero hablar aquí de lo que supone o ha supuesto en mi vida la llegada de mi niño, porque cualquiera que sea madre sabe qué supone eso y cada una lo vive a su manera.
Lo que me gustaría comentar aquí es el paso del tiempo. Han pasado trece meses, pero para mí es como si hubiesen pasado más de tres años. Hemos pasado por cuatro mudanzas en un año, cambios de médicos, cambios de trabajo, cambios de pañales, jajaja. Y lo peor de todo son los papeleos.... inimaginable la cantidad de papeles que se tienen que rellenas. Y las colas? madre mía, donde quiera que vas una cola para todo!!! En estos meses hemos crecido personalmente y como familia muchísimo. Pero también nos hemos alejado, un poco, de nuestros familiares y amigos en España. No tenemos el contacto que tenías antes y el salir con los amigos a tomar unas cañas, que era una cosa insignificante y a veces lo hacías hasta por compromiso con ciertas personas, es una de las miles de cosas que echas de menos cuando estás fuera. Y la verdad, sí que es duro ser emigrante e inmigrante. Te pasas el día leyendo la prensa por internet, te paseas por las redes sociales, preguntas a familiares. Es la sensación de "me he ido, pero me gustaría saber que todo sigue igual y si hay algún cambio me quiero enterar". Se casa la prima Maria, sabes que la vecina tiene novio?....
Además es difícil pensar en ti mismo como inmigrante. Te ves como una persona normal, capaz de hacer cosas inimaginables en donde estás y que alguien te menosprecie sólo porque has ido a probar suerte a su país, es poco menos que indescriptible. Ahí te das cuenta de lo mal que se hacen las cosas y de como los prejuicios ciegan las personas. No todos somos iguales, por supuesto, y balas perdidas hay en todos sitios. Lo peor es la imagen que tienen de ti y de tu país fuera. A las malas, si eres una persona que te da igual y medio normal, que la política, ni fu ni fa... hasta te da igual, pero si no; te duele en el orgullo este español que llevamos todos dentro cuando te dicen por ejemplo: "Madrid WTF" y tu de repente los miras y te tragas esa imagen de tu presidente del gobierno con un cartel detrás de él en el que las siglas de World Tourism Fair, son WTF !!!!! y tu dices What The Fuck!!!!!!! Y ahí te entra inmediatamente en tu cabeza la frase de "menos mal que me he ido". Lo mejor es cuando vas por la calle y oyes a alguien hablar español. ¿Eres español?!!! y entonces les haces el tercer grado y si tienes suerte hasta te das los móviles y quedáis para unas cañas. Eso es lo bueno de ser español, que estamos en todos sitios y nos comprendemos. Y si no, pues nos echamos una mano. Oye, dónde puedo ir a comprar esto?, pues aquí, allí, etc.
Otro cambio y este es el que os atañe, es que no tengo los mismos ingredientes en España que aqui (en Suecia, que no lo he dicho), así que tengo que adaptar todas mis recetas cetogénicas a los ingredientes que puedo encontrar en el super de aquí. Aunque son fáciles de encontrar, hay que ajustar las cantidades, así que no me atrevo a escribir una receta de cupcakes para que la probéis cuando las cantidades son distintas. De todas formas lo intentaré.
Y voy a ser franca, y seguro que las que sois madres me entendéis, es que no tengo tiempo para probar nada. Guille consigue usurpar todo mi tiempo y, a veces, no tengo tiempo ni de hacer la comida. Es alucinante lo mucho que demandan a esta edad.
Espero poder escribir algo pronto.
No me abandonéis!!!
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